Si cuentas con una casa que tenga jardín o una buena terraza, puedes plantearte una buena comida familiar o con amigos ahora que estamos en verano y que apetece comer fuera.
Lo primero es contar con una buena mesa y que tenga el tamaño adecuado a los comensales que vayas a invitar, lo ideal es que sea una mesa rústica porque ya le dará el toque adecuado al espacio natural donde queremos comer, bastará con ponerle un camino de mesa o poner manteles individuales de lino. Pero si no tienes esa mesa, puedes utilizar una mesa normal y colocarle un buen mantel de lino que la cubra.
Una vez tenemos esto, hay que buscar unos centros de mesa adecuados, podemos usar botellas recicladas, pequeñas jarras de cerámica o pequeños cubos de metal y añadirle flores secas para seguir decorando en sintonía con el entorno. Ten en cuenta que no sean demasiado altos, si no, no podréis ver bien al comensal que os toque enfrente.
Asimismo, podemos añadir algunos candelabros, utilizar las botellas recicladas como jarrones con velas o colocar farolillos, para que cuando la velada continúe y vaya cayendo el día podamos seguir disfrutando de la comida al anochecer.
Ahora tienes que buscar una vajilla ‘labrada’ con sus correspondientes copas y ayudarte de algunas jarras y bandejas para servir la comida.
A la hora de sentaros, puedes poner bien sillas de madera con cojines que hagan juego con el mantel o usar bancos en los laterales de la mesa con sus correspondientes cojines para que resulten cómodos.
Y ya solo queda que organices el menú, a ser posible en consonancia con todo el decorado, pescados o carnes a la brasa, con guarniciones de verduras, todo muy natural y fresco, como nuestro entorno. La idea es que podáis disfrutar de la naturaleza en un encuentro informal pero que quedes como una perfecta anfitriona.